Como su nombre lo indica, el presente libro es un estudio etnográfico que muestra la vida y las costumbres de la pequeña y semiaislada comunidad de Barreras, poblado localizado en el extremo suroeste de la provincia de Azua de República Dominicana y que para 1983 solo contaba con unos 2,000 habitantes. La sencillez y desnudez del vivir de estos campesinos es lo que más resalta en este texto: entonces eran personas muy pobres, prácticamente olvidadas, que se mantenían sobre todo en base a una agricultura de subsistencia y a la producción y venta de carbón vegetal. La documentación y presentación de sus arduas faenas de trabajo, de su precaria alimentación, de sus relaciones casi exclusivamente endogámicas y de sus creencias, rituales y tradiciones es el resultado de un trabajo de campo que implicó que el autor viviera inmerso durante unos ocho meses en los sueños, aspiraciones y realidades de esta población campesina. De ahí que la presente obra constituya un aporte fundamental al campo de la etnología dominicana, al estudio del ser dominicano en su más variada expresión.