Discurso de toma de posesión del Dr. Franklyn Holguín Haché como rector de UNAPEC
Buenas tardes:
Es de justicia, en un momento tan importante para mí, sobre todo cuando defiendo el concepto de que el sentimiento más noble del ser humano es el de la gratitud, por tanto, quiero agradecer profundamente el honor que me dispensan con su presencia, Su Excelencia Reverendísima Jude Thaddeus Okolo, la Lic. Alejandrina German, Mons. Nicanor Peña, Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, Dr. Mariano German, Presidente de La Suprema Corte de Justicia, Dr. Milton Ray Guevara, Presidente del Tribunal Constitucional, Dr. Mariano Rodríguez, Presidente del Tribunal Superior Electoral, al Lic. Opino Alvarez, Presidente de UNAPEC, al Lic. Freddy Domínguez, Presidente del Consejo APEC de Pasados Presidentes, al Lic. Justo Pedro Castellanos, Presidente de APEC y en ellos, a los importantes integrantes del Grupo APEC, a los Señores Rectores, Excelentísimos Embajadores presentes, Invitados Especiales, a mi hijo Francisco Julián, a mi querida familia aquí presente, a mis compañeros del Colegio Santa Teresita, a Sor Ana Josefa Fajardo, Superiora General de las Misioneras del Sagrado Corazón, Abnegados Profesores y Estudiantes de UNAPEC, amigas y amigos.
En el año 1997 hice juramento de servir a la Universidad APEC como Rector, y afronté esa tarea hermosa de asumir la educación como una batalla digna de invertir en ella las energías de nuestra existencia. Y esa certeza de que valía la pena concebir la misión de la vida ligada al objetivo de la educación, la sentí con mayor vigor cuando dejé el cargo en el año 2001.
La educación es muy fluida, se mueve con la misma velocidad que se mueven los grandes descubrimientos, las grandes proezas de la tecnología, las propuestas de los extraordinarios sistemas gnoseológicos, el saber en sentido general. Como en el axioma del antiguo filósofo del mundo griego, Heráclito de Efeso, “nadie se baña dos veces en el mismo río”.
De igual modo, la educación de hoy no es la misma que la de ayer, ni yo soy el mismo, ni mis ideas de entonces podrían tener cabida en un mundo en el que ya todo ha cambiado, y en el cual las ideas sobre la educación son otras, y las universidades muy diferentes de lo que eran.
Dieciséis años no se miden tan solo en el discurrir del tiempo cronológico, sino en la velocidad con la cual las transformaciones tecnológicas han impactado el mundo.
Todo ha cambiado, incluso las nociones de tiempo y espacio que parecían inconmovibles han cambiado radicalmente. Hoy estamos, queramos o no, condicionados en los aspectos fundamentales de nuestra existencia por lo que ocurre en las redes globales y locales que configuran la sociedad-red del mundo posmoderno.
Y no hay manera de escaparse, “porque esas redes incluyen y organizan lo esencial de la riqueza, el conocimiento, el poder, la comunicación y la tecnología que existe en el mundo”.
Dr. Franklyn Holguín Haché
Rector
Dr. Franklyn Holguín Haché
Rector